27 marzo 2010

Ruido

Muchas canciones y muchos discos se caracterizan por tener títulos muy largos, pero que no terminan de definir con claridad el sentido (suponiendo que tenga alguno) de la misma. Yo tengo una teoría, las mejores canciones de los grandes artistas suelen tener títulos cortos (Princesa de Sabina, Mediterráneo de Serrat, Sevilla de Miguel Bosé…). La brillantez muchas veces reside en la sencillez de las cosas, si dedicas mucho tiempo a recargar algo es que su interior es muy escaso y no merece mucho la pena. 

Ruido, eso es lo que quiere transmitir la canción, el ruido que provocan ciertas relaciones. Por eso mismo, te martillea con esa palabra, ruido, ruido, ruido. Da igual la naturaleza del mismo, el efecto es muy similar siempre, y las consecuencias aún más.

“Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo
como dos desconocidos.”
Hay veces en las que desde un principio se puede pronosticar que el resultado final de una relación no será muy satisfactorio. Es el extraño mundo de los presentimientos, las sensaciones, la intuición. No sólo pasa entre los dos implicados, generalmente estos son los últimos en darse cuenta. Principalmente son quienes les rodean, y realmente conocen, los que tienen este tipo de sensaciones. No estoy hablando de los típicos ventajistas, que a toro pasado dicen "no, si yo ya lo veía venir". Hablo de los que en un principio no se entusiasmaron demasiado, poco después sufrieron con el ruido de las discusiones y finalmente respiraron con la ruptura.
“Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
ella quiso barcos y él no supo qué pescar.
Y al final números rojos
en la cuenta del olvido,
y hubo tanto ruido
que al final llegó el final.”
Al principio siempre se tienen expectativas, y es aquí donde puede comenzar el ruido, cuando empiezas a ver que no se cumplen y no hay visos de mejora. A veces se espera más de lo que te pueden dar, y otras veces se da menos de lo que cabría esperar. Cuando esto sucede, es el principio del fin, cada vez se valora menos lo recibido y aparecen los reproches, las decepciones y…el ruido.
“Hubo un accidente, se perdieron las postales,
quiso Carnavales y encontró fatalidad.
Porque todos los finales
son el mismo repetido
y con tanto ruido
no escucharon el final.”
Dicen que cada persona es un mundo, y que todos somos muy diferentes unos de otros. Entonces, ¿por qué siempre se repite la misma secuencia en casi todas las relaciones?, ¿por qué llega un punto en el que no te sorprende casi nada?, ¿por qué nos empeñamos en alargar innecesariamente situaciones en las que el protagonista único es el ruido? ¿por qué somos tan prácticos para algunas cosas y tan absurdos para otras?.
“Descubrieron que los besos no sabían a nada,
hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.
Se borraron las pisadas,
se apagaron los latidos,
y con tanto ruido
no se oyó el ruido del mar.”
Siempre se llega a ese punto en el que de golpe y porrazo te das cuenta de todo, descubres que durante mucho tiempo has estado luchando por mantener algo que ni siquiera querías. Las reconciliaciones después de una pelea dejan de ser efectivas cuando se convierten en rutina, en un paso más de una secuencia demasiado usada.
“Mucho, mucho ruido,
ruido de tijeras,
ruido de escaleras
que se acaban por bajar.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido.
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final
la soledad.”

Como podéis ver, el ruido es lo que mejor representa toda esta situación. Es el denominador común de todas las discusiones. El ruido es algo molesto para todo el mundo que se encuentra cerca de él. Cuando alguien hace ruido, al poco rato nota las secuelas, se arrepiente inmediatamente de haber recurrido a él; pero, llegado el momento volverá a recurrir a lo mismo.
Estamos acostumbrados a que quien vocea más es el que lleva la razón, el que se cabrea más es quien más importancia le da a las cosas… Si no se hace así, rápidamente te acusarán de no darle importancia a nada, ser profundamente indiferente a todo o incluso carecer de sentimientos. Quizá el ruido sea algo tan intrínseco en nuestra vida, que al primero que intenta evitarlo lo máximo posible se le tacha de bicho raro.

En el final de la canción podemos escuchar constantemente ruido de… ruido de… ¿Tanto, tanto ruido? ¿Y para qué? ¿Qué conseguimos con todo esto? ¿Dónde llegamos al final?. Sabina responde: “La soledad”.

1 comentario:

  1. Es como una trampa en la que caes,y por un tiempo te sientes cómodo, pero luego te desesperes y quieres salir. Entonces gritas rasguñas, explotas!!!!!

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