11 septiembre 2009

Que demasiao


Dentro de las canciones de Sabina podemos hacer un apartado con todas aquellas que van dedicadas hacia alguien en concreto, bien sea anónimo o bien sea conocido por todo el mundo. En este caso tenemos una mezcla de los dos estilos, por un lado lo podemos identificar como "El Jaro" un delincuente juvenil de Madrid de los 80 y por otro lado lo podemos aplicar a todos aquellos "gentucillos" que hemos visto en nuestro barrio o nuestro pueblo durante nuestra juventud.
Esta canción tiene mucha historia detrás, ya que sirvió para darle notoriedad a otro cantautor callejero que se llamaba Pulgarcito y se hizo famoso con esta canción escrita por Joaquín; en los tiempos del programa de Tola que sirvió de lanzadera para muchos artistas.
Macarra de ceñido pantalón
Pandillero tatuado y suburbial,
Hijo de la derrota y el alcohol,
Sobrino del dolor,
Primo hermano de la necesidad.

Aquí tenemos la presentación del personaje en cuestión. Cumple todos los cánones establecidos para el macarra,  una indumentaria reconocible para todo el mundo (no siempre tiene que ser la misma, ya que hay distintas variedades, pero todos tienen en común que sobresalen del común de los mortales), y una proximidad prematura en muchos casos a oscuras compañías como son el alcohol, las drogas... . Otra parte muy común es que no suelen andar muy sobrados de lujos, y tampoco su situación es lo más alegre posible de puertas para adentro; aunque la delincuencia no es exclusividad de la pobreza, no hay más que ver lo sucedido en Pozuelo de Alarcón.
Tuviste por escuela una prisión,
Por maestra una mesa de billar,
Te lo montas de guapo y de matón.
De golfo y de ladrón
Y de darle al canuto cantidad.

Sus primeras "macarradas" suelen ser escolares, y a ojos del resto de chicos del instituto suelen ser lo más llamativo. Cambian la cultura de los libros por la de los billares, las máquinas recreativas...y cambian los maestros por los vividores que se van encontrando a su paso. Es entonces cuando sus travesuras van cogiendo otro color para convertirse en delitos, y sus inquietudes van más allá y empiezan a familiarizarse con las drogas y todo el personal que lleva consigo.
Aún no tienes años pa votar
Y ya pasas del rollo de vivir.
Chorizo y delincuente habitual
Contra la propiedad

Normalmente ese ritmo vertiginoso de descubrir los aspectos más oscuros y al a vez excitantes de la vida les lleva a sentirse vacíos demasiado pronto, a necesitar algo más, algo que supere a lo ya hecho. Y cuando has hecho demasiado, algo más puede ser muy peligroso. En este punto ya son conocidos por pequeños y grandes, ya que la delincuencia a pasado de ser juvenil a profesional si lo podemos llamar así.
Que no se mueva nadie -has ordenao-
Y van ya quince atracos en un mes.
Tu vieja apura el vino que has mercao
Y nunca ha preguntao:
¿De dónde sale todo este parné?

Aquí entra en escena la figura de la madre de estos personajes, generalmente suelen sorprender a la gente. Lejos del arquetipo que nos podemos formar sólo con ver la actitud de sus vástagos, suelen ser mujeres de bien, que viven ajenas a todo lo que hacen ellos. Es más, suelen considerarlos como angelitos a los que la gente ha tomado manía sin saber por qué. Muchas veces vivir en la ignorancia las eximen de culpa, no así del sufrimiento que tarde o temprano les van a producir sus angelitos.
La pasma va pisándote el talón,
Hay bronca por donde quiera que vas,
Las chavalas del barrio sueñan con
Robarte el corazón
Si el sábado las llevas a bailar.


Sin embargo, estos personajes suelen ser bastante populares entre la juventud. Algo que nos irrita bastante a muchos, es como se llevan siempre a las mejores chicas de calle, más aún cuando no son especialmente agraciados físicamente. Es el tópico de que a las niñas pijas les gustan los chulos y los macarras, pero se cumple demasiadas veces como para no tenerlo en cuenta. Otra cosa muy común es que cuando estás cerca de ellos, muchas veces por azar, siempre intentas caer bien y les ríes todas sus gracias, más bien por una mezcla de miedo y nerviosismo que por las ganas de agradarles.
Una noche que andabas desarmao
La muerte en una esquina te esperó,
Te pegaron seis tiros descaraos
Y luego desangrao
Te ingresaron en el piramidón.
Pero antes de palmarla se te oyó
Decir: “Que demasiao,
De esta me sacan en televisión”.

El final de estos artistas del choriceo, no por esperado resulta menos chocante. Tarde o temprano siempre acabas oyendo hablar de ellos, rápidamente los recuerdas e ipso facto piensas "se veía venir". Y es que mientras tú has ido creciendo y evolucionando, ellos se han ido quedando estancados en ese mundo peligroso en el que el más mínimo desliz tiene fatales consecuencias. Es curioso ver como al abandonar tu lugar de juventud y volver periódicamente ves como todo va cambiando, a excepción de los nombres de las calles y de esta gente, que se van perpetuando en el mismo sitio.
No obstante, suelen caer incluso simpáticos a la gente, o sus vidas suelen ser susceptibles de ser contadas años después. Rectifico, suelen caer simpáticos hasta que te toca sufrirlos.  

1 comentario:

  1. "la camarera de los ojos de gata"13 de septiembre de 2009, 0:16

    No me he dado cuenta del efecto sabina-saavedra en mi persona hasta q ayer me sorprendí a mi misma en el coche cantando "y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres...etc" al tiempo q la escuchaba en la radio...
    el blog está muy bien David!!

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